La construcción, situada en el paraje de Los Frailes, es parte de la red diseñada en la época para controlar los accesos a la mina
Investigadores de la Universidad de Huelva han localizado una pequeña fortificación romana en el paraje de Los Frailes, en El Campillo, que vendría a formar parte de la red diseñada en la época para controlar todos los accesos a la cuenca minera de Riotinto y sus minas.
La minería romana de la plata y el cobre en la Faja Pirítica ibérica, según explican los investigadores en un artículo en ‘Onoba: revista de arqueología y antigüedad’, estuvo acompañada en su despegue industrial por toda una serie de medidas administrativas y militares que hicieron posible el aprovechamiento de sus masas polimetálicas.
Entre las primeras, una presencia directa de la hacienda imperial en la gestión de las minas, aunque la explotación fue cedida a particulares. En las segundas, la construcción de una abundante serie de pequeñas fortificaciones para el control del territorio en el convulso periodo del final de las guerras civiles.
El recinto, localizado en Los Frailes, a escasa distancia de la mina de Riotinto, se enmarca en ese tipo de construcciones. Está situado en un cerro aislado que destaca por su proximidad al río Tinto, al que cae en abrupta pendiente su ladera oriental.
El asentamiento está formado por una estructura en la parte más alta del cerro, y previa a ella se talló sobre el mismo afloramiento de pizarra un pequeño foso en esta ladera que sirvió además para el abastecimiento de mampuestos con los que levantar los muros.
La construcción está formada por una edificación de forma cuadrangular que ocupa toda la parte alta del cerro con unas dimensiones de 7,25 metros en los lados este y oeste por 5,75 metros en los lados norte y sur, siendo la anchura de los muros de un metro aproximadamente. Con estas dimensiones queda un espacio interior de unos 29 metros cuadrados.
Al interior está dividida en dos compartimentos, uno más estrecho que otro, a partir de la construcción de un muro medianero.
Fuera de este edificio la acumulación de escombros procedentes de la excavación del interior impide distinguir con claridad la existencia de muros, pero se conserva un arranque de uno que sale del exterior del lado sur y se pierde ladera abajo.
Las técnicas de construcción son sencillas, un aparejo de mampuestos de pizarras en forma de lajas, con las que se consiguen muros de hiladas muy horizontales separadas por ligeras camas de mortero de barro.
Los investigadores inciden en que se trata de una de las forticaciones que forman parte de un conjunto perfectamente diseñado para controlar todos los accesos a la cuenca minera de Riotinto utilizando ese paso natural que proporciona el recorrido del río Tinto. Esto es así porque el dominio visual de cada una de estas fortalezas se reduce a la línea que marca el río o el arroyo y ninguno de los casos existe una cuenca visual de todo el terreno circundante.