Aseguran que los olores son «insoportables» y lamentan que no se cumplan las mociones aprobadas en el pleno

En 2017 a los vecinos de las 100 viviendas de Nueva Santa Lucía le fueron entregadas sus viviendas por la política del ‘Casa por casa’ para poder disfrutar de hogares legalizados y dignos para un vecindario que pretendía ser un ejemplo de integración. Sin embargo, los vecinos de esta zona han denunciado que las promesas que se habían hecho para continuar adecentando la zona y que pudieran disfrutar de sus hogares han quedado en agua de borrajas, todo ello, pese a las continuas mociones aprobadas en el pleno municipal (la primera de ellas de 2018) que aún no se han cumplido.


Según fuentes vecinales, hoy siguen teniendo problemas con la limpieza, la inseguridad, el asfaltado y los aparcamientos. Todo ello, promesas llevadas a cabo por el propio consistorio, aprobadas en pleno pero nunca ejecutadas.

El de la limpieza es quizás el mayor problema que tienen, en la zona, en un solar existente entre la calle Martín Pescador y Águila Pescadora se acumulan las basuras desde hace años hasta convertirse en un «nido de ratas», charcas donde hay mosquitos a miles y que emanan «un hedor insoportable» tanto que los vecinos de las casas colindantes no pueden abrir sus ventanas. Hasta la zona se desplazan incluso vecinos de edificios colindantes a la urbanización para pasear a sus perros y dejar allí los excrementos en lo que es un basurero, donde algunos también aprovechan para dejar sus escombros de forma ilegal. Por supuesto, las hierbas y matorrales campan a sus anchas desde la entrega de las casas, cuando antes, «cada año, se adecentaba y se limpiaba».


Denuncian también lo que es una perrera en plena ciudad, en un espacio municipal, sin que el Ayuntamiento de Huelva haya conseguido desmantelarlo hasta el momento. Situado también junto a las casas de minusválidos y con los consiguiente malos olores, los vecinos de Nueva Santa Lucía han denuncian que son una fuente de insalubridad y que pese a las quejas, siguen estando desde que se pusieron las alambradas.


Entre las promesas incumplidas, también destaca la del asfaltado de una calle paralela a la calle Águila Pescadora, junto al campo de futbol, «que ya la hubiera tenido que asfaltar el gobierno del PP en su día y no lo hizo, pese a estar aprobado en los presupuestos». El solar que los vecinos utilizan para no tener que pasar por Hotel Suárez sigue siendo un foco de inseguridad por el paso de toxicómanos a cualquier hora.

Otra problema de inseguridad con los que viven los vecinos de estas cien viviendas, es aguantar a un grupo de «gamberros» que se dedica a increpar y molestar a los vecinos mayores y/o minusválidos de las casas de la calle Cormoranes. Además de aporrear las puertas de noche y armar jaleo, han llegado a apedrear ventanas y a lanzar una rueda en llamas contra las casas. Hay denuncias interpuestas ante la Policía Nacional pero de momento, nadie ha sido capaz de solventar este problema. Son los propios afectados lo que han tenido que costearse ventanas blindadas y mallas metálicas para impedir que el vandalismo llegue dentro de sus hogares.


Los vecinos (que no dan sus nombres públicamente por temor a represalias), aseguran que la situación es ya «insostenible» y que pese a las visitas que ha hecho el propio alcalde, Gabriel Cruz y la concejal de Infraestructuras y Hábitat Urbano, Esther Cumbreras a la zona, no se termina de arreglar nada. «Nos prometieron que antes de final del verano se arreglaría la zona, pero lo único que han hecho es poner unos pivotes para impedir el paso de coches de las barriadas colindantes que antes acechaban la zona y circulaban haciendo rallyes a gran velocidad y coches desmantelados». Por ello consideran de gran importancia aumentar la seguridad en la zona.


Otro de los temas pendientes es el de las zonas ajardinadas previstas en el plan y que hoy día son un páramo de tierra. Los vecinos piden que, «ya que no se van a poner jardines, al menos se habilite la zona como aparcamiento para que los vecinos puedan dejar allí sus coches», piden arrojando la toalla de las zonas verdes.


Los vecinos de Nueva Santa Lucía no entienden este abandono ya que consideran que sus peticiones «son sencillas y de pura dignidad» pero mientras tantos, «tienen que soportar unas condiciones tercermundistas y de marginalidad por las cuales incluso algunos se plantean vender sus casas».

De la zona entre las casas y el paseo marítimo es otro tema que se ha hablado pero que «no ponen solución», ya que se ha convertido en un vertedero de escombros ilegal, sin que el ayuntamiento ponga coto ni vigilancia a los vertidos.