Diputación desembarca en ARCOMadrid de la mano de once artistas onubenses

La comarca del Andévalo como “espacio entre espacios”, como una encrucijada y confluencia de los pueblos “sobre un sustrato autóctono primigenio” se desvela artísticamente desde hoy en la Feria de Arte Contemporáneo ARCOMadrid 2023. Será con ‘Valle imaginario’, el proyecto con el que la Diputación participa en la muestra de la mano de once artistas onubenses.

La diputada de Cultura, Bella Canales, junto a  al colectivo comisario Grafistas Onubenses -Lorenzo González, Ana Baldallo y Paco González-, han inaugurado el stand que alberga la propuesta, que se vertebra como un sistema entrelazado de cinco piezas que recrean un paisaje envolvente y multisensorial, donde lo ancestral y la vanguardia tecnológica van de la mano.

La inauguración ha estado arropada por una nutrida representación de los principales actores del arte contemporáneo: artistas, comisarios, periodistas, galeristas, ha contado con una performance a cargo de los artistas participantes, que han recreado a sones y tamboril una romería del Andévalo con la creatividad como estandarte.

Cuando se cumplen once años desde que la Diputación participó por primera vez en ARCO, Canales ha destacado la importancia “de estar presente en uno de los mayores escaparates mundiales de arte actual a través de los creadores, creadoras y comisionados que, cada año, trasladan el talento y la creatividad de nuestra provincia a través de sus obras y proyectos”.

Respecto al proyecto expositivo, los comisarios otorgan una segunda lectura del Andévalo como zona limítrofe entre la sierra, la costa, las minas y Portugal. Ese concepto, inicialmente impreciso, se transforma en un ‘Valle Imaginario’ que traduce este enriquecedor flujo de energía en creatividad. Inspirándose en elementos míticos, iconográficos y perceptuales, “retratamos un Andévalo reconocible e inédito, tamizado a través de la imaginación de once artistas de diversas disciplinas”.

La Feria de Arte Contemporáneo ARCOMadrid 2023 se celebra hasta el domingo 26 en el recinto de IFEMA en Madrid.

Recorrido por el Valle Imaginario

El proyecto expositivo integra cinco piezas artísticas que expresan la filosofía de la propuesta a través de las más diversas disciplinas. La primera pieza es  de una pintura mural de gran formato, de los artistas muralistas Meri Merino (Sevilla, 1995) y Pablo Gandasegui (Aljaraque, 1993), que funciona como contexto y nexo entre los distintos elementos presentados en el stand. Esta obra desarrolla una panorámica imaginativa del paisaje del Andévalo, en la que podemos observar especies naturales y accidentes geográficos autóctonos en confluencia con estructuras de origen humano, como dólmenes y molinos de viento.

El Andévalo mitológico está representado en la pieza Ídolo-Altar. Una instalación compuesta por una escultura de mimbre de gran formato, inserta en una escenografía a modo de altar, creada con objetos reinterpretados y fabricados ex profeso. Obra de María Ojeda (Sanlúcar del Guadiana, 1950), maestra de la cestería y una de las últimas artesanas del mimbre que quedan en el Andévalo y Rafael Septién (Huelva, 1998), pintor y artesano con gran conocimiento del arte sacro y el folklore del Andévalo. Representan del mito del lobisomi, (del portugués lobisomem, o el gallego lobishome) un ser fantástico ancestral presente en numerosas culturas y que suele identificarse con el mito del licántropo, leyenda del imaginario popular de los pueblos andevaleños.

Mastro es otra de las piezas que forman parte de este proyecto expositivo. Se trata de un objeto escultórico que combina volumen y pintura. Una reelaboración personal de un icono festivo conocido como mastro o pirulito, que aún pervive en algunos pueblos del Andévalo como Paymogo, El Almendro y Villanueva de los Castillejos. El mastro (del portugués, mástil) consiste en una estructura cilíndrica vertical engalanada con cintas y flores, erigido en un lugar emblemático para festejar el cambio de las estaciones. El artista al cargo de esta obra es el pintor e ilustrador Manuel Antonio Domínguez Gómez (Villablanca, 1976), cuya producción gráfica goza de amplio reconocimiento internacional. Este proyecto, cuyas obras han sido especialmente creadas para la ocasión, cuenta con un aroma y una música propios.

Lapso-Espacio Sonoro es la música inspirada en una seña identitaria de los pueblos del Andévalo como son los toques de flauta y tamboril que acompañan distintas danzas rituales, y que en cada pueblo cuentan con uno propio, algunos muy populares, como los toques de La Puebla de Guzmán, San Bartolomé de la Torre o Alosno. Esta reelaboración del sonido andevaleño es una obra conjunta de dos artífices de la música onubense: Rafael Septién que además de artista plástico desarrolla una carrera musical de notable raigambre folclórica; y Pirámida (Rocío Fernández, Huelva, 1985), una de las compositoras de música electrónica más relevantes del panorama andaluz contemporáneo. El arte final se presenta como un nuevo toque, único en sí mismo pero férreamente vinculado a sus predecesores, remezclado y masterizado digitalmente.

Esta composición musical se enlaza a una interfaz generativa que vincula las variables climáticas y geográficas de la comarca con la progresión sonora de dicha pieza, creando un flujo sonoro en constante transformación. Dicha obra ha sido ideada por el reconocido artista audiovisual IchbinMupi (Ricardo Márquez Pérez, Huelva, 1996)

El Aroma del Andévalo es la cuarta pieza, que elogia la riqueza botánica de la comarca e invita a sumergirnos en una nueva dimensión de este viaje sensorial por la comarca. El equipo compuesto por Nomad Garden (equipo multidisciplinar formado por Salas Medonza Muro (Huesca, 1978), Sergio Rodríguez Estévez (Villablanca, 1978) y Francisco Pazos García (Huelva, 1980)) y Adriano Jiménez (Sevilla, 1994). Un perfume natural exclusivo, extraído a partir de especies aromáticas autóctonas que puede ser inhalado a partir de una pieza difusora.