El primer legionario caído en combate recibe un homenaje en Riotinto

Su sobrino Jesús Chaparro realiza una ofrenda de flores en el monolito dedicado a Baltasar Queija por el 101 aniversario de su muerte

Su nombre es Baltasar Queija Vega y nació en Minas de Riotinto el 29 de marzo de 1900, casi 21 años antes de que, el 7 de enero de 1921, hace ahora 100 años, se convirtiera en el primer legionario caído en combate, un suceso en el que además se inspiró el autor de la letra de ‘El novio de la muerte’, Fidel Prado, a la hora de escribir lo que pasó a convertirse en el Himno de la Legión.

Los hechos, que se abordan en el Libro de Oro del Tercio, tuvieron lugar en Marruecos, donde Queija se encontraba de servicio en el puesto atrincherado número 4 para proteger un yacimiento de agua situado entre el Campamento del Zoco de Arbaá y la Kábila de Beni Hassan (Tetuán). A media noche fue atacada su escuadra por un grupo de rebeldes que hirieron gravemente al legionario de Minas de Riotinto, tras lo que los rifeños se aproximaron a él para hacerse con el arma y, al ver que Queija no se dejaba arrebatar el fusil, le acuchillaron con las gumías, provocándole la muerte.

A continuación, sus compañeros de escuadra le encontraron en su camisa los versos «por ir a tu lado a verte, mi más leal compañera, me hice novio de la muerte, la estreché con lazo fuerte, y su amor fue ¡mi Bandera!», tras lo que Fidel Prado se inspira en ello para escribir el Himno de la Legión compuesto por Juan Costa, concretamente la parte en la que se indica que «nadie en el Tercio sabía quien era aquel legionario, tan audaz y temerario, que en la Legión se alistó». El Himno fue estrenado poco después por Mercedes Fernández González (Lola Montes) en el malagueño teatro Vital Aza en julio de 1921.

Con motivo del 101 aniversario de su muerte, un sobrino de Baltasar Queija, el también riotinteño Jesús Chaparro Queija, ha rendido homenaje a su tío con una ofrenda de flores realizada en Minas de Riotinto, concretamente en el monolito levantado hace unos años en recuerdo y honor del primer legionario caído en combate, que fue inaugurado por la Corporación Municipal en presencia de representantes de la Legión al mando del Coronel Salom, destacado en Ronda.

El acto también ha contado con la participación de un hijo de otro legionario de la zona, que ha querido acompañar a Chaparro Queija en este homenaje al «legionario minero» y «legionario poeta», como, según indica su sobrino, le llamaban en la Lejión. De hecho, «con tan solo 15 años ya trabajó en la mina, con lo que podemos decir que Riotinto tiene en su historia un legionario minero», destaca Jesús Chaparro en declaraciones a TINTO NOTICIAS -El periódico de la Cuenca Minera de Riotinto-.

Chaparro Queija recordó recientemente a este periódico la historia de su tío, nacido el 29 de marzo de 1900 en la calle Trafalgar nº 38 del antiguo pueblo de Riotinto, conocido como ‘La mina abajo’, donde sus padres, procedentes de Cerdedelo (Orense), se habían afincado y tuvieron once hijos.

«Su vida laboral fue muy variada. Trabajó en la empresa minera inglesa, Rio Tinto Company Limited, en la que ingresó a los 14 años como aprendiz en el departamento de Construcción, ganando seis reales. Su particular forma de ser y su interés por aprender distintos oficios le hizo pasar por varios departamentos, que el mismo solicitaba, avalado por su buena conducta según los informes que daba el ‘hombre de confianza’ de los distintos jefes, el Guarda de Casas», prosigue, tras lo que indica que «era inquieto» y que «le gustaba tener nuevas experiencias sociolaborales», así como que no podía imaginar que pronto «iba a escribir una página en la historia de España y de su pueblo, Minas de Riotinto».

En concreto, según su expediente laboral, que se encuentra en el archivo minero de la Fundación Río Tinto, Baltasar Queija pasó por los departamentos de almacén Nº 2, ganando cinco reales; Construcción, como «niño con albañiles»; San Dionisio, como pinche; Oficina de Topografía y Ácido Sulfúrico y Contramina.

Queija estuvo trabajando en la mina hasta el 22 de agosto de 1919, cuando se le concede la baja en la empresa y un pase que dice que «se le comprará en la estación de Las Mallas un billete a Sevilla (Departamento de Contabilidad)». A continuación se traslada a Santa Cruz de Tenerife, «posiblemente huyendo de la dureza del trabajo en la minería de la época o bien porque tuvo un desengaño amoroso», destaca su sobrino, si bien se desconocen las razones por las que se desplazó hasta allí, añade.

En Tenerife «se empleó como camarero para ganar algún dinero con el que posiblemente ir a América», prosigue Chaparro, tras lo que explica que, en octubre de 1920, leyó un llamativo cartel: «¡Alistaos al Tercio de Extranjeros!». «Debieron convencerle las condiciones que le explicaron, ya que el 9 de octubre firmó en Tercio de Extranjeros un compromiso de tres años», explica su sobrino.

El día de la inauguración del monolito dedicado a su memoria, situado en la calle de Riotinto que lleva su mismo nombre, la poetisa de la localidad Rosario Santana le dedicó estos sentidos versos: «Toda una vida en el horizonte rojo de su tierra, todo un camino por recorrer, tantos barrenos y tantos amaneceres cubiertos de esa aurora que perfuma el alma. Y todo quedó atrás, atrás un amor que te perforó el aliento y te empujó hacia un periplo sin regreso. ¡Cuántos amores se quedan dentro! ¡Cuánto frío sentiste, soldadito minero! ¿Hacia dónde van tus pasos? ¿Hacia dónde tu recuerdo? Voy a encontrarme con un amor donde siempre seré eterno».

¿Qué estamos haciendo con nuestra juventud?

Una encuesta nos dice que de 10 maestros, nueve se sienten desprotegidos y ninguneados por el alumnado. Maestros y padres han perdido el principio de autoridad. Siempre he mantenido que en el seno familiar se EDUCA y en los colegios se ENSEÑA. Los legisladores, con sus leyes, están sobreprotegiendo al niño quitando autoridad a los progenitores y maestros. De no corregir la dirección en la que se legisla en este tema, estamos construyendo una sociedad que acabará destruyéndose. ¿Qué estamos haciendo con nuestros jóvenes?.Yo estoy con Emilio Calatayud, juez de menores:

“Soy Emilio Calatayud. Estimados parlamentarios autonómicos, diputados y senadores, legisladores todos: soy juez de Menores desde hace 29 años, lo que me convierte en el magistrado más antiguo de España en esta especialidad. Pues bien, llevo 29 años condenando a adolescentes a aprender a leer y escribir. Acabo de empezar el nuevo curso judicial y he celebrado los primeros juicios, y como en el Día de la Marmota, he vuelto a encontrarme con chicos de 16 ó 17 años que prácticamente no saben hablar ni leer. Y si saben, no entienden lo que leen ni lo que escriben, porque tampoco saben escribir. Es una pena. Nuestros niños son cada vez más brutos: esa es la triste realidad. En este sentido, quiero formular un ruego: estimados parlamentarios, diputados y senadores, legisladores todos, vengan a mi juzgado (o a los de cualquier otro compañero) para que vean que no exagero. Nosotros, en Granada, solemos celebrar las vistas todos los martes a partir de las 10 de la mañana. Si se deciden a aceptar la invitación, llamen al juzgado con suficiente antelación para que les reservemos un sitio y, por favor, vengan con la mente abierta. Dejen a un lado lo que dicen sus respectivos programas sobre la educación en España. Sean seres humanos y no sólo seres políticos. Escuchen y luego pregunten si lo desean. Vean la realidad que mis compañeros y yo llevamos viendo desde hace décadas. Luego, piensen y legislen. Lleguen a acuerdos duraderos en esta materia.

Si un adolescente acaba la educación obligatoria siendo un analfabeto completo o funcional -que viene a ser lo mismo- tendrá muchas posibilidades de ser explotado laboralmente, engañado o de acabar siendo carne de cañón. uando empecé en Menores, hace ya 29 años, un chaval me pidió que le condenara a aprender a leer y a escribir porque eso le serviría para ser libre, verdaderamente libre. Suscribo lo que me dijo aquel niño y reitero la invitación, señorías. Atentamente, Emilio Calatayud.

A los lectores os pido que compartáis y difundáis esta carta abierta para ver si logramos que algún parlamentario, diputado o senador nos haga caso. Gracias!