Los peritos han sido protagonistas en la sesión del juicio
Facultativos del Servicio de Histopatología de Sevilla que han participado en calidad de peritos durante la quinta sesión del juicio con jurado popular que se celebra en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Huelva hasta el 23 de octubre por el presunto asesinato de dos hombres cuyos cadáveres aparecieron en un pozo de una finca de Cartaya (Huelva) en 2019 han relacionado la herida de bala por la que murió S.V.C. y las que presentaba M.B.G. en su cráneo como “compatibles” con una escopeta u objeto contundente.
Así lo han indicado en esta sesión, en la que también han declarado Facultativos del Servicio de Química, del Laboratorio de Biología-Adn de Sevilla, del Servicio de Biología del INT y CF de Sevilla, facultativos del Servicio de Criminalística, del grupo de Informática Forense de la Policía Nacional, así como un ingeniero técnico agrícola y peritos firmantes de informes sobre el recorrido realizado por los acusados el día de los hechos.
De este modo, los peritos de Histopatología han señalado que el corazón de S.V.C –que murió por un disparo en el tórax– presentaba “una lesión importante” que “afectó a todo el corazón” produciendo “destrozos mortales”, toda vez que han subrayado que es una lesión “compatible con arma de fuego”, mientras que el cerebelo de M.B.G presentaba una “extensa hemorragia” que “afectaba a todo el cerebro” con características “incompatibles con la vida”.
En este sentido, con respecto a M.B.G, han apuntado que la cabeza tenía seis heridas “producidas en vida” compatibles con una opresión llevada a cabo “con un objeto contundente”.
De otro lado, los peritos del Servicio de Criminalística, que analizaron varias prendas de esta víctima, han explicado que una sudadera y un chaquetón analizados –que llevaba el día de los hechos– tenían roturas que, analizadas, concluían que “había sido arrastrado por el suelo”, así como cuestionados por si había signos de que la víctima hubiera sufrido “un golpe con una escopeta o un objeto contundente” han contestado afirmativamente.
Con respecto a S.V.C, en la misma línea que los peritos de Histopatología, han señalado que la ropa de esta persona “presentaba indicios de haber recibido un disparo de entrada”, concluyendo que el mismo se había realizado “a una distancia de metro o metro y medio” al “no haber residuos”.
Por su parte, los agentes de la Policía Científica que analizaron los vestigios recogidos en la zona cercana al pozo en el que aparecieron los cadáveres y realizaron la prueba de laboratorio de la escopeta aportada por J.M.P.P cuando acudieron los agentes a registrar su domicilio y detenerlo, han señalado que el cañón de la misma presentaba una mancha de sangre con “dos perfiles genéticos”, uno de este acusado y otro de M.B.G, mientras que no se halló perfil genético de J.A.M.B.
En este sentido, cuestionados por la defensa de J.M.P.P sobre si el uso de guantes podrían evitar que aparecieran restos biológicos del otro acusado –ya que J.M.P.P dijo en su declaración en el primer día de juicio que el otro acusado apareció con guantes el día de los hechos–, la respuesta ha sido afirmativa.
Para los acusados la Fiscalía solicita la pena de 48 años de prisión como presuntos autores de un delito de asesinato con alevosía (23 años) y un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento (25 años) y que indemnicen en la cantidad de más de 648.000 euros a los familiares de ambas víctimas.
De otro lado, la acusación particular pide para cada uno de ellos 25 años de cárcel por un delito de asesinato, tres por un delito de daño en la propiedad ajena mediante incendio, 24 meses de multa, a razón de seis euros diarios, por un delito de daño y profanación de cadáver y cuatro años y medio por un delito contra la integridad física y moral.