La Onubense coordina el programa junto a universidades de Portugal, Sudáfrica y Perú y el centro tecnológico BCMaterials
La Universidad de Huelva es la encargada de coordinar el proyecto internacional concedido en la convocatoria ERA-MIN3 2021 que tiene como objetivo desarrollar un nuevo modelo de negocio basado en una economía verde, sustentado en la optimización del re-procesamiento de los residuos de la minería y su empleo en nuevos usos.
El proyecto titulado “reprocesamiento, revalorización y reducción de riesgos de relaves mineros: conectando innovaciones en la recuperación de metales, geopolimerización, cerámica y capas de sellado” y con acrónimo “TailingR32Green”, combinará racionalmente innovaciones en biometalurgia, en recuperación selectiva de materias primas críticas (MPC, como tierras raras y cobalto), geopolímeros y cerámicas, que conseguirán generar beneficios económicos, ambientales y sociales a partir de la revalorización de relaves inactivos.
La ejecución del proyecto recae en un Consorcio formado por la Universidad de Huelva (España), BCMaterials (España), la Universidad de Aveiro (Portugal), la University of the Free State (Sudáfrica), la Central University of Technology (Sudáfrica) y la Universidad Nacional del Altiplano Puno (Perú). Financiado por la Unión Europea e impulsado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Agencia Estatal de Investigación cuenta con un presupuesto superior a los 932.000 € de los que el mayor montante corresponde a la UHU como entidad coordinadora.
Los relaves se definen, en minería, como las partículas de mineral estéril (sin valor económico) que son rechazadas del proceso de flotación. En este proyecto se extraerán y recuperarán materias primas críticas de relaves mineros de baja y media ley procedentes de diversas regiones del mundo como España, Portugal, Chile y Sudáfrica.
Se utilizará para ello un enfoque de economía circular, con “casi nula generación de residuos tóxicos para la revalorización y reutilización de relaves mineros, así como para la disminución de los riesgos socio-ambientales vinculados a este tipo de residuos”, explica el Dr. Manuel A. Caraballo, del Departamento de Ingeniería Minera, Mecánica, Energética y de la Construcción (Dimmec) de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI), quien se encarga de coordinar el consorcio de los 19 investigadores participantes de Europa, América y África.
Más seguridad ambiental y menor riesgo de rotura de balsas
Dependiendo de la eficiencia alcanzada por las tecnologías de reuso que se desarrollen en el proceso como, por ejemplo, la generación de materiales cerámicos de construcción, “se espera poder disminuir significativamente (alrededor de un 30%) la cantidad de estos residuos que acaban en las balsas de lodo, como la que se rompió en Aznalcóllar hace ahora 25 años”, explica el coordinador de TailingR32Green, quien valora postivamente el interés mostrado hasta el momento por los resultados que se obtengan de hasta ocho empresas internacionales mineras y de ingeniería.
Aplicando todos estos desarrollos tecnológicos “calcularemos las mejoras ambientales y económicas que supone al reprocesamiento de relaves y generaremos nuevos modelos de negocio” explica el doctor de la Onubense, quien resume las tres líneas de trabajo principales en “extraer los elementos de valor que aun permanezcan en esos residuos, como el cobre o tierras raras, y tras ello generar materiales de construcción similares al hormigón o materiales cerámicos como las tradicionales tejas o ladrillos”.
Pero además se obtendrán, a partir de estos trabajos, “capas de sellado geopolimérico (cementos), que servirán como barreras aislantes superficiales, diseñadas para evitar la filtración de agua y la migración de contaminantes en relaves mineros inactivos, aportando tanto estabilidad física (disminuyendo el riesgo de rotura de las mismas) como química, evitando la salida de contaminantes de estas balsas en forma de aguas ácidas de mina”, ha explicado Caraballo sobre un proyecto que tiene un plazo de actuación de tres años, hasta abril de 2025, y cuyas tecnologías se van a desarrollar a escala de laboratorio en España, Portugal y Sudáfrica usando para ello relaves de esas tres localizaciones además de la de Chile.