La Junta de Andalucía le otorga el distintivo ‘zona cardioasegurada’

La Delegación Territorial de Salud y Consumo de la Junta ha concedido 18 nuevos distintivos ‘zona cardioasegurada’ entre los que se encuentra la Universidad de Huelva por dotar a sus instalaciones de desfibriladores externos semiautomáticos en sus instalaciones. En total la Onubense ha incorporado un total de 17 de estos equipos, distribuidos de manera estratégica en diferentes facultades y otros centros y espacios de sus campus, con la particularidad de que dos de ellos son móviles en vehículos, y la Clínica Oftalmológica Gil Piña.

La delegada territorial del ramo, Manuela Caro, y el director del Centro de Emergencias Sanitarias del 061 en Huelva, Juan Chaves, han hecho entrega de estas distinciones que otorga la Consejería de Salud y Consumo a través del 061 y cuyo objetivo es reconocer el esfuerzo de las empresas e instituciones por dotarse de desfibriladores y formar a sus profesionales en su empleo y primeros auxilios.

Con estas últimas ya ascienden a 39 las ‘zonas cardioaseguradas’ reconocidas en Huelva. En virtud de este distintivo, los profesionales de las entidades certificadas se encuentran capacitados para actuar de forma inmediata en caso de presenciar una parada cardiorrespiratoria, sumando sinergias a la posterior asistencia por parte de los equipos de emergencias sanitarias, con la finalidad así de disminuir la mortalidad y secuelas a través de una excelente actuación inicial.

El Centro de Emergencias Sanitarias 061, perteneciente al Servicio Andaluz de Salud (SAS), es el encargado de la gestión y registro de las organizaciones que disponen del certificado ‘zona cardioasegurada’, que constata que estas instituciones han formado a sus profesionales y han ubicado desfibriladores en sus instalaciones, en el número y los lugares adecuados, según lo establecido en la Orden de 4 de junio de 2013. Una normativa promovida por la Junta con el objetivo de desarrollar el apartado de formación dentro del decreto andaluz que regula la utilización de desfibriladores externos automatizados en lugares públicos fuera del ámbito sanitario, así como el manejo de los equipos por parte del personal no facultativo.

Cada año se producen en España unas 25.000 paradas cardiacas extrahospitalarias. Esta patología afecta a una población con una edad media de 60 años y, en muchos casos, es la primera manifestación de una enfermedad cardiaca silente hasta ese momento. La supervivencia de las víctimas depende de que se apliquen las técnicas básicas de reanimación cardiopulmonar en los primeros 3 ó 4 minutos, lo que puede aumentar las posibilidades de recuperación en más del 50% de los afectados.

Cadena de supervivencia

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo occidental y, entre ellas, ocupa un lugar destacado la muerte súbita cardiaca que suele ocurrir, de manera mayoritaria, fuera del entorno hospitalario. La correcta atención a la parada cardiorrespiratoria consiste en la aplicación precoz de una serie de acciones conocidas como cadena de supervivencia, que incluye, por este orden, el reconocimiento de la situación y activación del sistema de emergencias sanitarias, el inicio inmediato de las maniobras de soporte vital básico, la desfibrilación eléctrica precoz y la rápida instauración de las técnicas de soporte vital avanzado.

Los equipos de urgencias asisten al año alrededor de 1.000 paradas cardiacas fuera de los hospitales andaluces. Estos episodios, que pueden sobrevenir en cualquier lugar con pequeños síntomas como el ahogo y la pérdida de conocimiento, están motivados generalmente por problemas de fibrilación ventricular y de taquicardia ventricular sin pulso, que impiden el bombeo de la sangre y la llegada de oxígeno a todo el cuerpo.

Los cinco minutos posteriores a una parada cardiorrespiratoria son claves para el afectado y, por ello, es fundamental que la persona que tiene el contacto inicial actúe de forma inmediata alertando a los equipos de emergencias sanitarias y aplicando entre tanto técnicas de reanimación básicas, como la ventilación boca a boca y el masaje cardiaco externo. La disponibilidad de un equipo de desfibrilación eléctrica precoz, que puede ser utilizado por personal ajeno a la profesión sanitaria con la realización de un curso básico de entrenamiento, añade el recurso más eficaz para restablecer el ritmo cardiaco viable y reducir al máximo el riesgo de muerte.

Desde los centros coordinadores de urgencias y emergencias del 061, ante una situación de sospecha de parada cardiorrespiratoria, se anima y se explica a los alertantes cómo realizar estas maniobras básicas mientras llegan los equipos de emergencias al lugar del suceso, dado que está demostrado que intentar aplicar estas técnicas, a pesar de no tener conocimientos previos en primeros auxilios, ayuda a muchos pacientes.