El joven escritor onubense presentará su nuevo libro en el emblemático establecimiento de la capital

La Sala Bar 1900 de Huelva prosigue este próximo miércoles 19 de junio con su viejo ciclo cultural de Las Noches del 1900, en esta ocasión con la presentación del libro ‘Matando a mi otro yo’, del joven escritor onubense José Luis Gómez Romero.

La cita es a las 20.00 horas en el emblemático establecimiento de la calle Garci Fernández, donde los asistentes podrán conocer una obra que “roza la filosofía poética en el delicado intercambio de palabras que mantiene el autor con su yo poético”, señala el autor del prólogo y presentador del acto, Antonio González.

“Los recuerdos confusos y esos versos olvidados se desnudan a plena luz como una dulce condena regida por la obligatoriedad de ser, de florecer ante la osadía del miedo a vivir”, prosigue el prologuista, para quien el lector asistirá a “un río de palabras que serpentea hacia un mar de humanidades frente al crepúsculo de la lucidez, como el manantial de fe inquebrantable que gotea esa calma de la esencia poética necesaria para nutrir el ecosistema de la vida, de nuestra existencia”.

Tal y como indica el también escritor onubense y autor de ‘Amalgama’, la lectura de ‘Matando a mi otro yo’ es “un tiempo prestado, una espera agridulce, la simbiosis vital entre las llamas del anhelo y la salud mental”.

“A un lado se palpan la hostilidad y la osadía, al otro la entrega a lo más emocional, atrás se abandona el quebranto de los que fueron girones de un alma abatida y allá, enfrente, se vislumbra el éxodo hacia un ligero remanso de paz donde el arte de las palabras deja una huella en el tiempo”, añade.

Para González, “será indiscutible la inmersión entre sus formas, emociones y desencantos libre de estigmas, libre de rimas patronadas que construyen el lenguaje universal por el que el clamor por la paz se traduce en un poema cómplice con el lector, con cada uno, consigo mismo, con todos”.

José Luis Gómez Romero comenzó a escribir hace 22 años “a raíz del fallecimiento de mi abuela”, que “cada día me recitaba” y le daba “fuerza” y “felicidad” solo con mirarla verla sonreír, confiesa el autor de ‘Matando a mi otro yo’, a quien “escribir me ayuda a estar un poco más cerca de ella”.