Ecologistas en Acción lamenta la extinción de la especie por la desecación de las lagunas peridunares

Ecologistas en Acción ha lamentado este miércoles que la «sobreexplotación» del acuífero costero de Doñana para «el abastecimiento de Matalascañas», «la plantación masiva de eucaliptos y pinares de repoblación y la sobreexplotación agrícola en su límite oeste» ha provocado «la desecación de las lagunas peridunares» y, con ello, «la desaparición de la especie de ave torillo andaluz».

Así lo ha manifestado en una nota, en la que ha afirmado que la empresa Aqualia, subcontrata del Ayuntamiento del Almonte para la gestión del agua en el núcleo costero «intenta minimizar este hecho»

La organización ecologista ha señalado que «esta desaparición bien podría calificarse de ecocidio», ya que «desaparece una especie por la alteración, en este caso desecación, de las lagunas peridunares y el cordón de lagunas de Rebatehilos en las que el torillo andaluz encontraba su hábitat natural».

Al respecto, ha añadido que este complejo lagunar se ha llegado a desecar por «la plantación masiva de eucaliptos y pinares de repoblación y por la sobreexplotación agrícola en su límite oeste», unida a «las captaciones para abastecimiento urbano de Matalascañas por el este», de forma que «se extrae agua para una población que puede llegar a los 150.000 habitantes en verano».

En este sentido, ha realizado un balance cronológico del proceso de desecación, señalando que en los años 80 se seca la Laguna del Brezo «coincidiendo con la consolidación de Matalascañas como núcleo turístico» y en los años 90 se secan las Lagunas del Charco del Toro y la del Pino «que se relacionan con la ampliación de la zona conocida como Caño Guerrero», mientras que en la década 2010 a 2020 se desecan las lagunas del Navazo del Toro, El Ojillo, La Parada, del Taraje y El Zahillo, «ya con una Matalascañas que ocupa más de 5 kilómetros de costa, rozando el límite del Parque Nacional en el hotel El Coto».

«A partir del 2022 se vienen secando en verano las lagunas de La Dulce, de Santa Olalla, de Las Pajas, del Sapillo y Los Hermanillos. Todas estas lagunas peridunares jugaban un papel esencial en la conservación de la biodiversidad del Espacio Natural, manteniéndose como puntos de aguas permanentes durante el verano, reservando la biodiversidad acuática y siendo refugio para la fauna a la que aliviaba con la presencia de agua durante el duro estío del Parque Nacional», han lamentado.

En este punto, Ecologistas en Acción ha afirmado que «es evidente que no sólo por Matalascañas mueren las lagunas», ya que «el mayor impacto deriva de la sobreexplotación del acuífero por la agricultura», pero que «la extracción de agua en pozos muy cercanos a las lagunas para el abastecimiento de Matalascañas, justo en verano, cuando el acuífero está más bajo, da como resultado esa lista negra de lagunas desecadas».

«Argumentar como hace Aqualia, subcontrata del ayuntamiento de Almonte para la gestión del ciclo integral del agua en Matalascañas, que las extracciones de agua tienen autorización de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, y trasladar la responsabilidad, no puede negar la evidencia de los efectos de dichas extracciones», ha remarcado.

Así, los ecologistas apuntan que «si se quiere revertir esta situación, antes de que la intrusión salina la haga irreversible», al programa de abandono de regadíos «hay que sumarle el necesario abastecimiento de Matalascañas con aguas superficiales», y que «se abandonen las extracciones subterráneas cuyo efecto puntual es letal para uno de los ecosistemas más amenazados de Doñana, el cordón de lagunas peridunares».

Finalmente, la organización ecologista subraya que «de no hacerse, se estará tirando dinero público y la sucesión de especies extintas seguirá creciendo de forma inexorable».